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y él le devolvió el dinero.

―Lo voy a consagrar al Señor a favor tuyo. Con él haremos un ídolo fundido y tallado.

Tomó, pues, doscientas monedas y se las llevó a un platero, y el ídolo que hizo fue colocado en un santuario que Micaías hizo. Micaías, que tenía muchos ídolos en su colección y tenía también un efod y terafines, instaló a uno de sus hijos en el cargo de sacerdote.

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